Ética en un mundo impulsado por IA: Recomendaciones de la UNESCO.

La Inteligencia Artificial (IA) está transformando nuestro mundo a un ritmo acelerado. Desde diagnósticos médicos hasta vehículos autónomos, la IA tiene el potencial de mejorar nuestras vidas de maneras inimaginables. Sin embargo, este rápido avance también trae consigo implicaciones éticas que no podemos ignorar. 

La evolución tecnológica de la IA se encuentra en el centro de numerosos debates sobre ética y responsabilidad. En este artículo, analizaremos el papel esencial que desempeña la ética en su desarrollo y aplicación en la sociedad, así como las acciones que organismos como la UNESCO están llevando a cabo en su favor.

¿Qué es la ética de la IA? 

Entendemos la ética como el conjunto de principios morales que nos guían para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. En el contexto de la IA, la ética se refiere a las medidas que orientan el diseño y los resultados de los sistemas autónomos, guiando su desarrollo y aplicación de manera responsable. 

¿Qué se está haciendo para promover la ética de la IA? 

Algunas empresas, instituciones y organizaciones han presentado iniciativas y movimientos para regular el uso de la Inteligencia Artificial. Entre ellas se encuentra la UNESCO, que en 2021, junto con 193 estados miembros, adoptó la “Recomendación sobre la ética de la IA” como el primer marco normativo universal en materia. Este documento establece cuatro principios o valores fundamentales que deben guiar el desarrollo y la aplicación de la IA, sentando así las bases para que estos sistemas trabajen en beneficio de la humanidad y su entorno:

  1. Derechos y dignidad humana:  la IA debe ser utilizada para beneficio y bienestar de la sociedad y el planeta, manteniendo el respeto y promoviendo los derechos y libertades fundamentales.
  2. Vivir en sociedades pacíficas y precavidas: se debe actuar con prudencia para evitar riesgos y daños potenciales, impulsando así que, tanto naciones como comunidades, evolucionen juntas e interconectadas. 
  3. Garantizar la justicia en diversidad e inclusión: la IA debe ser desarrollada y utilizada de manera justa y equitativa, sin discriminación. 
  4. Responsabilidad: los actores involucrados en el desarrollo y la aplicación de la IA deben ser responsables de sus acciones. 

Durante décadas, la UNESCO ha encabezado los esfuerzos internacionales para asegurar un desarrollo científico y tecnológico ético. Desde la investigación genética hasta el cambio climático, la organización ha establecido normas universales para maximizar los beneficios de la ciencia de forma sostenible y armoniosa. En este contexto, la Inteligencia Artificial no es la excepción.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ha desarrollado un enfoque de la IA basado en los derechos humanos, que propone 10 principios básicos que guían su aplicación:

  1. Proporcionalidad e inocuidad: el uso de sistemas de Inteligencia Artificial debe limitarse al alcance necesario para cumplir un objetivo legítimo. La evaluación de riesgos debe prevenir posibles daños derivados de usos inadecuados. 
  2. Seguridad y protección: es crucial evitar daños no deseados (riesgos de seguridad) y las vulnerabilidades a los ataques (riesgos de protección) en el desarrollo y uso de la IA. 
  3. Derecho a la intimidad y protección de datos: la privacidad debe ser salvaguardada y fomentada en todas las etapas del ciclo de la vida de la IA, junto con la implementación de marcos de protección de datos apropiados.
  4. Gobernanza y colaboración adaptativas y múltiples partes interesadas: el uso de datos debe respetar el derecho internacional y la soberanía nacional, promoviendo la participación de diversas partes interesadas para desarrollar enfoques inclusivos de gobernanza.  
  5. Responsabilidad y rendición de cuentas: los sistemas de Inteligencia Artificial deben ser auditables y trazables, con mecanismos de supervisión, evaluación de impacto y diligencia debida para evitar violaciones de los derechos humanos y amenazas al medio ambiente. 
  6. Transparencia y explicabilidad: la ética en el despliegue de sistemas de Ia depende de su transparencia y explicabilidad. El nivel de las características debe ser apropiado para el contexto, considerando tensiones con otros principios como la privacidad y la seguridad.  
  7. Supervisión y decisión humana: es esencial asegurar que la responsabilidad ética y legal pueda ser atribuida a personas o entidades específicas, incluso en entornos de IA. 
  8. Sostenibilidad: las tecnologías de lA deben evaluarse en términos de su impacto en la sostenibilidad, incluyendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. 
  9. Sensibilización y educación: se debe promover la comprensión pública sobre la Inteligencia Artificial y el valor de los datos mediante la educación, la participación cívica, la capacitación digital y la alfabetización mediática. 
  10. Equidad y no discriminación: todos los actores en la IA deben trabajar para promover la justicia social, asegurar la equidad y combatir la discriminación, garantizando que los beneficios de la IA sean accesibles para todos.

Si bien estos principios ofrecen un marco integral para abordar los desafíos éticos y sociales de la IA, promoviendo una perspectiva justa, sostenible y centrada en las personas, es crucial pensar en maneras de garantizar su implementación efectiva en los ámbitos donde es utilizada. Es por lo mismo que, en la “Recomendación sobre la Ética de la IA”, se establecen 11 ámbitos de acción política:

  1. Evaluación del impacto ético: aborda la necesidad de promover un diálogo multidisciplinario e intersectorial, así como garantizar el acceso equitativo a estas tecnologías, siempre respetando y protegiendo los derechos humanos.
  2. Gobernanza y administración éticas: enfatiza la importancia de implementar medidas que aseguren que todas las partes involucradas en el uso de la Inteligencia Artificial cumplan con los valores y principios establecidos.
  3. Política de datos: establece la necesidad de políticas claras y transparentes para la recopilación, almacenamiento y uso de datos, garantizando la protección de la privacidad y los derechos de las personas.
  4. Desarrollo y cooperación internacional: promueve la cooperación internacional en el desarrollo y uso de la IA, respetando la diversidad cultural y promoviendo el acceso equitativo a estas tecnologías.
  5. Medio ambiente y ecosistemas: considera el impacto de la Inteligencia Artificial en el medio ambiente y los ecosistemas, promoviendo prácticas sostenibles y reduciendo la huella de carbono.
  6. Género: garantiza que la IA no perpetúe ni exacerbe las desigualdades de género, promoviendo el desarrollo de tecnologías sensibles al género.
  7. Cultura: respeta la diversidad cultural, evitando la homogeneización de las culturas y fomenta el desarrollo de IA que respete las especificidades culturales.
  8. Educación y investigación: promueve el desarrollo de habilidades y conocimientos necesarios para el uso y desarrollo de la Inteligencia Artificial, así como la profundización en IA ética.
  9. Comunicación e información: favorece la transparencia y explicabilidad de los sistemas de Inteligencia Artificial, promoviendo el desarrollo de tecnologías comprensibles para el público en general.
  10. Economía y trabajo: considera el impacto de la IA en la economía y el trabajo, promoviendo el desarrollo de tecnologías que contribuyan a la creación de empleos decentes y sostenibles.
  11. Salud y bienestar social: aborda el impacto de la Inteligencia Artificial en la salud y el bienestar social, promoviendo el desarrollo de tecnologías que contribuyan a la mejora de los servicios de salud y sociales.

Estos ámbitos de acción tienen como objetivo proporcionar un marco global, multicultural, evolutivo y basado en valores, principios e interacciones interdependientes que pueda guiar a los Estados Miembros en el enfrentamiento de los efectos conocidos e incógnitos de la IA en nuestro entorno de manera responsable. 

Es fundamental reconocer que para alcanzar un futuro ético y próspero en el desarrollo y uso de la Inteligencia Artificial, necesitamos colaborar. Esto implica un esfuerzo conjunto de gobiernos, empresas, instituciones y la sociedad para implementar dichas prácticas y principios. Descuidar estos aspectos puede tener repercusiones serias, dado que, como hemos observado, el avance tecnológico a menudo supera la capacidad de regulación gubernamental en áreas emergentes.

Todos tenemos un papel que desempeñar:

  1. Aprender: cuanto más sepamos sobre la IA, mejor preparados estaremos para identificar tanto los riesgos como las oportunidades que surjan.
  2. Mantener un pensamiento crítico: no debemos dar por sentado que la IA siempre es precisa o imparcial. Es crucial cuestionar los resultados y exigir transparencia en su desarrollo y aplicación.
  3. Apoyar a las iniciativas: hay numerosas organizaciones que trabajan para establecer y aplicar principios éticos en el campo de la IA. Podemos respaldarlas donando nuestro tiempo o dinero, o simplemente difundiendo y apoyando su labor.
  4. Reflexionar sobre su uso: es importante reflexionar sobre cómo estamos usando la IA y si dicho uso es ético y responsable, considerando su impacto en nuestro entorno.

Es a través de estas acciones que cada uno de nosotros puede marcar la diferencia y contribuir a un futuro donde la inteligencia artificial sea una herramienta poderosa para el progreso y el bienestar humano. ¡Comienza hoy mismo a compartir y poner en práctica estas recomendaciones para construir un futuro próspero y unido!

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